Sin categorizar

Volver a ser: para qué

By octubre 27th, 2020 No Comments
Hoy los colombianos iniciamos una etapa reconstructiva del orden perdido. Las cosas parecen estar bien analizadas, bien diseñadas, bien justificadas y explicadas sobre el papel, la pantalla y el micrófono, pero las decisiones, a la hora verdad, son palos de ciego porque la única cura contra la pandemia, hasta hoy, es huirle cancelando todo. La lógica oficial y las necesidades humanas, no son la lógica de la naturaleza ni sus preocupaciones: cuando llega la tempestad los animales se quedan quietos. La cultura es un asunto solo nuestro y está bien claro que la cultura dominante no quiere entenderse para nada con la naturaleza: no la lee.
Y me pregunto para qué retornar al orden perdido, acaso para volver al camino del que nos salimos hace apenas unas semanas como un divertimento y otra vez ser, despacito y poquito a poquito, los mismos de antes, pero reducidos, porque las imágenes de hoy muestran muy bien quienes son los que arriesgan el pellejo. Retornar al orden perdido para volver otra vez a las autopistas atascadas de carros, y los centros comerciales atestados de frenesí y novedad, y los millones de estudiantes, aspirantes incautos a profesiones de ilusión que talvez nunca llegaran a ejercer,  porque no habrá coloca para tanta gente, o , para que los artistas sigamos peleándonos un lugar sobre la tierra, sobreviviendo a fuerza de terquedad creativa a la sentencia ruin de té morirás de hambre o serás famoso cuando te mueras, y para que volvamos a la frivolidad de la feria de las vanidades de tetas y culos de silicona: una belleza tan falsa como las monedas de cuero, y para que un barril de petróleo vuelva a tener, en el mejor de los casos, la mitad del precio que tiene un gramo de cocaína en New York, y para que vuelva a seguir siendo licito en Ginebra, Ámsterdam y Budapest, y demás capitales prestigiosas de países desarrollados y cultos lo que aquí es ilícito y por lo que nos matamos para que ellos estén cómodos y duerman tranquilos?  Y para que olvidemos pasado mañana que en Bogotá vimos unas nubes claras por unos cuantos días, o que alguien vio gallinetas tranquilas en su barrio arborizado y que también, en algunos momentos, vivos águilas planeando bajo un cielo limpio, provenientes de los altos de Chingaza? ¿O que sobre Quito volaron cóndores, o que en Cartagena se sorprendieron porque los delfines aún existen?
Es extraño, los seres humanos gozamos de una pésima memoria, o de la habilidad de desarrollar una memoria de la conveniencia; discrecional y selectiva. Caminamos a tientas con la mano extendida en la oscuridad, y los que gobiernan, y los que los mandan, deben tener cuidado porque de pronto, algo aún no sospechado, pasa.

Pedro Villalba Ospina
@taller_bosqueprimario